IBIZA. 400 KM. PARA PEDALEAR A PLACER


Pedaladas de placer

El presidente del Club Ciclista Sant Antoni nos lleva de excursión por una espectacular ruta costera descargable en GPS o GPX.
Juan José Planells asegura que la isla es un lugar idóneo para este deporte por la abundancia de caminos de paso libre.

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Panorámica sobre es Vedrà desde las inmediaciones de Cala Corral. LORENA PORTERO

SANT ANTONI | A. F. F.
«Ibiza y Formentera son un destino ideal para practicar el ciclismo de montaña (BTT)», comentan Juan José Planells, presidente del Club Ciclista Sant Antoni, y su hermano Bartolo, responsable de Mammouth Ibiza y de la última virguería del portal oficial de turismo de Ibiza, http://www.ibiza.travel/es/ en el que se han colgado 21 rutas para bicicleta de montaña. Se pueden descargar a un GPS (o GPX) o imprimirse en Googlemaps.

Juanjo asegura que es algo muy valorado por el incipiente turismo de bicicleta que llega a las Pitiüses: «En ninguna otra isla pueden acceder a 400 kilómetros de rutas por caminos públicos», apunta, porque tanto en Mallorca como en Menorca la mayoría de estas vías son de acceso restringido o, directamente, hay que pagar peaje.

Les pedimos que nos propongan una ruta para iniciarnos en esta disciplina y el presidente del club ciclista no tiene que pensárselo mucho para elegir la número 8, que recorre las calas del norte de Sant Josep. Asegura que es una de las que más gustan entre los practicantes del BTT: «Es ideal para el verano, aunque se puede recorrer todo el año, y pedalear tan cerca del mar es algo que gusta mucho a los ciclistas».

Rápidamente convocan a un pequeño grupo que nos guiará por la ruta 8, de dificultad intermedia y que eligen por las vistas sobre la costa de la isla que ofrece el trayecto. «Otra cosa que sorprende mucho a los que nos visitan es la exuberancia de la vegetación de la isla», apunta Bartolo.

Mar y montaña
El principal atractivo de este itinerario son las espectaculares panorámicas sobre algunas de las calas más bonitas de Ibiza, como Platges de Compte, Cala Bassa –que pueden presumir de una blanca y finísima arena frente a un agua azul-cristalino– o Cala Corral, en la que se combina el aspecto pintoresco que dan las casetas varadero y la belleza de sus códols.

Al inicio del trayecto, tras un pequeño desvío, se puede disfrutar de la vista desde la torre d´en Rovira, ubicada en una punta que se adentra en el mar. El trazado recorre, además, un tramo del mar pitiuso jalonado de islotes de gran tamaño, como sa Conillera, s´Illa des Bosc o s´Espartar.

La propuesta de los hermanos Planells tiene una longitud de 26,7 kilómetros con una cota máxima de 222 metros sobre el nivel del mar. Según sus estimaciones, el itinerario se puede recorrer en entre tres y cuatro horas. Esta ruta se considera de un grado de dificultad medio (rojo, siguiendo la misma coloración que en las pistas de esquí). Un 40 por ciento transcurre por calzada, otro 40 por ciento por pista y un 20 por ciento lo hace por caminos de tierra.

En esta ruta se puede apreciar perfectamente la transición de la espartana flora costera a la frondosidad de los bosques mediterráneos más al interior, ya que la segunda parte de la ruta, a partir de Cala Corral –donde se recortan los islotes de es Vedrà y es Vedranell– se adentra en los caminos de Sant Agustí para ofrecer una lejana panorámica sobre sa Talaia y el macizo que la rodea. Tras una parada para gastar carrete de fotos en Puig des Rafals,

Aunque se trata de una característica general de la isla, otro aspecto importante de esta ruta es «la seguridad para el ciclista», según Juan José Planells. No se trata sólo de la buena convivencia con los coches, ya que los Planells aseguran que en las carreteras de la isla se respeta mucho a las dos ruedas; también es muy raro que se pierda algún rutero: «Los itinerarios están muy bien indicados y siempre tienes cerca alguna casa o alguna urbanización en la que encontrar asistencia si la necesitas», añade Bartolo.

Él ha logrado convertir lo que era una afición en su oficio. La empresa que regenta, además de diseñar las rutas que se recomiendan en el portal turístico oficial de la isla, se dedica al alquiler de bicicletas, aunque lo hace para un segmento muy selecto de usuarios que, cuando se pone en contacto con él, tiene claro hasta qué modelo de BTT quiere arrendar para su estancia.

De hecho, algunos clientes confían en poder probar alguna novedad en marcas de primer nivel del sector aprovechando las vacaciones. Otro servicio que se proporciona, aunque no compense los costes, es el de llevar tantas bicicletas como hagan falta hasta la dirección que se les diga, cada una con un kit de herramientas para reparaciones de urgencia, con un bidón de bebida isotónica y una barrita energética para el ciclista. Ahora mismo, asegura Planells, tiene a un cicloturista ruso experimentando nuevas sensaciones por los caminos del norte de la isla, aunque entre las reservas que le llegan hay clientes suizos, alemanes, británicos o polacos. También apunta que en estos países se ha hecho mención a las posibilidades que ofrece la isla para la práctica de los deportes sobre dos ruedas.

La bicicleta está en alza en Sant Antoni. El club ciclista celebra, en 2010, el décimo aniversario de la Volta a Ibiza en BTT, que ha pasado en esta década de los 80 participantes de su primera edición –en 1990– a más de un millar en la celebrada en abril de este año, en la que se recibió a más de 1.300 personas llegadas de fuera de la isla (con 1.000 participantes y 400 acompañantes). Entre los participantes estaba el mítico Gary Fisher, creador de las primeras BTT y propietario de Trek.

Fruto de la constancia en esta prueba, la isla va ganando atractivo entre los montañistas sobre dos ruedas y ya hay en torno a una decena de mayoristas especializados que ofrecen Ibiza entre los destinos de los viajes que organizan. A día de hoy, esto supone un contingente de 5.000 turistas anuales, aunque los Planells confían en llegar a los 10.000 el año que viene.

La otra gran prueba que organiza el club es la Volta Cicloturista, que este otoño alcanzará su octava edición, también con muy buena salud. En la del año pasado se contó con ciclistas de lujo como Miguel Indurain, Abraham Olano y Eduardo Chozas entre sus más de 450 participantes.

Estos deportistas se han convertido también en clientes de una oferta hotelera que cada vez confía más en el gancho del deporte. Esto está haciendo surgir la necesidad de un determinado tipo de establecimiento preparado para atender a los que lo practican, con aparcamientos para bicicletas o con dependencias como la de garaje, en la que se ocupan de limpiarlas y engrasarlas. Además, se está desarrollando en varios puntos de la isla una oferta, no siempre reglada, de excursiones guiadas que permiten explorar hasta el último palmo de sus caminos.

Para aprovechar este potencial, el presidente del club ciclista explica que se ha constituido un club de producto específico dentro de la Fundación para la Promoción Turística de Ibiza. Esto quiere decir que las empresas y profesionales vinculados a la explotación turística del ciclismo se han agrupado para intercambiar ideas con las que mejorar la oferta existente y elaborar sus propios productos promocionales. En septiembre se realizará la segunda reunión de este club, en el que Planells tiene mucha confianza para el desarrollo del sector.

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