Jesús Garzón critica la «incultura actual que desprecia la cultura rural y ganadera»

 

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Asistentes a la charla de Jesús Garzón, ayer en el Museo Etnográfico.

Asistentes a la charla de Jesús Garzón, ayer en el Museo Etnográfico. Foto Javier de la Fuente

IRENE GÓMEZ «No hay pastores porque tiramos a degüello contra ellos». Jesús Garzón, presidente de la Asociación Trashumancia y Naturaleza  y gran valedor de proyectos como la recuperación de la Red Nacional de Vías Pecuarias    y la modernización de la vida de los ganaderos trashumantes, protagonizó ayer la charla dentro de la iniciativa «Pastores» con una apasionada defensa de una cultura rural y ganadera.

Cultura que lucha contra un sociedad «hostil que trata de forma despectiva al sector primario» denuncia. «Si vemos a los niños del mundo rural que han nacido y vivido en una familia ganadera el entusiasmo es tremendo, pero luego llegan al colegio a partir de los 10-12 años y no se les habla para nada de su cultura ni de la forma de vida de sus padres y abuelos. En los medios públicos tampoco; no hay programas en la televisión o en la radio dedicados a la cultura rural y si se trata se hace de una forma más bien despectiva».

Lo paradójico, a juicio de Jesús Garzón, es que «tenemos un 50% de jóvenes en paro, sin ninguna alternativa más que la emigración y en cambio ahí están esos recursos increíbles en un país maravilloso, desde el Pirineo, la Cordillera Cantábrica, la Sierra de Sanabria, La Culebra… pero deshabitados. Pueblos abandonados con cuatro personas mayores depositarias de una cultura increíble».

¿Qué está fallando?. «Una incultura general de nuestra sociedad, parece que todos tenemos que saber inglés y no cuidamos nuestro propio idioma aquí, en la cuna del castellano. Todo ha conducido a un desprecio absoluto hacia la forma de vida del sector primario».

Sin embargo este naturalista cántabro, que entre otras ocupaciones ha sido director general de Medio Ambiente de la Junta de Extremadura y promotor de los Parques Naturales de Monfragüe y Oyambre, apuesta por la ganadería que «aprovecha los recursos naturales y es capaz de moverse fácilmente a través de una red de vías pecuarias todavía conservadas, pese a los problemas, y de generar mucho empleo entre los jóvenes».

A Zamora llega una de las cañadas «más importantes de España» como es la Vía de la Plata, que sale de Trujillo y al llegar a la provincia, por Muelas del Pan se desvía por la Sierra de la Culebra y atraviesa por Mahíde hacia Puebla para llegar a Porto y las lagunas glaciares de la Sierra Segundera. Allí, sostiene Garzón, «podrían mantenerse fácilmente medio millón de cabezas de ganado. Si consideramos que por cada 500 vive una familia, pues estaríamos hablando de cientos da familias que podrían estar viviendo en verano en estas montañas manteniendo la trashumancia y evitando los incendios» defiende el fundador de Trashumancia y Naturaleza.

Y de la misma manera Garzón se muestra muy crítico con las administraciones que han «descuidado un patrimonio único» como es el de las vías pecuarias; «en muchos lugares se deslindan y señalan con criterios puramente económicos, sin pensar en los ganaderos». Un ejemplo es la cañada «fundamental» Soriana-Occidental, que viene de Portugal hasta Soria y La Rioja, donde «están creando la vía verde, poniendo barreras y pasos canadienses para que el ganado se rompa las patas y los pastores tengan mil problemas. Es un desastre, pero eso no nos debe hacer perder la esperanza y las ganas de seguir luchando porque es el futuro. Es la única forma de crear empleo sostenible en el medio rural y de producir alimentos de alta calidad».

Especialmente preocupado por los efectos del cambio climático, Jesús Garzón subraya la «función impresionante» de la trashumancia, toda vez que «está conectando entre sí toda la Península a través de las cañadas y permitiendo que se conserve la biodiversidad ibérica». En ese trasiego de animales, mil ovejas transportan diariamente cinco millones de semillas a larga distancia y toneladas de estiércol, «factores fundamentales contra la erosión». Por no hablar de los efectos de la cabaña ganadera tras un incendio forestal. «La ley prohíbe aprovechar los pastos cuando debería ser todo lo contrario; meter ganado masivamente para que se restituya el banco de semillas y la fertilidad»

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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