DESPEDIDOS, ACOSADOS Y DENUNCIADOS POR «VERDES»

La dificil situacion de los que apuestan por la defensa del medio ambiente.

Despedidos, acosados y denunciados por «verdes».

Ecologistas en Acción denuncia la persecución constante que en algunos lugares de España, sobre todo pequeñas poblaciones, sufren los activistas – Pierden el trabajo, les envenenan el agua, son amenazados y llevados a juicio…

Javier Brandoli.

Madrid- Cables de luz colgando sobre sus cabezas, despidos inminentes, denuncias y condenas rápidas, amenazas veladas y no tan veladas, leyes perjudiciales hechas a medida, agua envenenada… Son algunos ejemplos de lo que cuesta en algunos rincones de España ejercer la defensa del medio ambiente. Ecologistas perseguidos en casa y llevados en muchos casos ante los tribunales a golpe de euros. La defensa a la que se aferran es siempre la misma: resistir.

   José Ignacio Domínguez es un activista ecológico en la zona de Níjar (Almería) que se ha enfrentado en diversas ocasiones al alcalde de turno por denunciar delitos urbanísticos contra el medio ambiente. Su posicionamiento le ha pasado factura en su vida personal. Compró una casa en Aguamarga. Compró, no lo sabía, un blanco para los que no le querían en aquella zona. «El propio alcalde de Níjar deseaba entonces adquirir la misma casa que yo compré», explica.

   Una norma para una persona
   La casa era la antigua dependencia de la Guardia Civil, algo que no pasó inadvertido. «La vivienda estaba calificada como dotacional de titularidad privada. El Ayuntamiento sacó una norma por la que en este tipo de edificaciones sólo se permitían obras de demolición, no se podía reformar la vivienda. La mía era la única casa con esa titularidad en todo el pueblo. No me permitían que hiciera ni las reformas a las que obliga la Ley del Suelo». Al final, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía anuló la norma.

   Pero no sólo ha tenido problemas administrativos, José Ignacio fue denunciado al Colegio de Abogados de Almería porque sus escritos de denuncia eran «desconsiderados». «Lo increíble es que se admitieron a trámite», explica. Tal era el nivel de desconfianza que José Ignacio colocó unas cámaras de videovigilancia en su casa. Dio resultado. «Pillé a gente saltando la valla y echando algo al agua (un pozo). Luego descubrí que había sido envenenada». No sabe quién fue, no lo dice al menos.

   Despido inminente
   Tardó poco tiempo el que era el nuevo alcalde de Ronda en despedir al que hasta entonces era miembro de la patrulla verde, Juan Clavero. «Desde su posición, tanto policial como de activista ecológico, se había convertido en alguien incómodo para las autoridades», explica María, su mujer. Entre las causas por las que se motivó el despido figura que «tenía un exceso de profesionalidad». Desde entonces su vida y la de su familia se ha convertido en un tobogán de amenazas y denuncias. «A un compañero ecologista le dijeron que ‘‘los promotores tienen dinero para lo que haga falta’’». Nada allí se dice o se hace porque sí, las amenazas son veladas, constantes. «Nos han puesto más de diez denuncias, algunas por talar árboles, cortar caminos públicos… Vivimos ahora de una empresa que interpreta y enseña el medio ambiente. Intentan que no salgamos adelante».

   Un zoo de cadáveres
   El zoo de Almendralejo fue considerado el peor de España. Los que se opusieron, como Pablo Ramos, a que siguiera abierto, pasaron un calvario casi humorístico. «El propietario se paseaba por el pueblo en su coche con un megáfono y decía que ‘‘los rumanos están peor que nuestros animales, que tienen calefacción, no como ellos’’».
   Hubo persecución y miedo. «No dejé nunca el coche en la calle». Antes, fue denunciado por injurias y tuvo que pagar 90 euros. Finalmente se comprobó que era verdad y el recinto se cerró. Había un cementerio de animales dentro.
   

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