Ganaderos trashumantes exigen en Ávila una normativa que proteja y ayude al sector.
400 familias que viven de esta actividad se trasladan cada año desde la comunidad a Extremadura.
El Parador de Gredos acogió ayer la segunda Jornada Internacional sobre la Trashumancia en la que participaron cerca de 200 ganaderos y representantes del Consejo Europeo, del Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino y de la Consejería de Agricultura de la Junta de Castilla y León. Desde UPA, organizador del encuentro entre administraciones y ganaderos, explican que el objetivo principal de este encuentro es que la trashumancia disfrute en el futuro de un estatus especial, que esté regulado por una normativa que proteja este tipo de ganadería y que vaya acompañado por una serie de ayudas especiales que permita al ganadero seguir desarrollando su labor sin apuros.
El secretario general de UPA Ávila, Ignacio Senovilla, mantiene que la trashumancia «juega un papel muy importante en el medio rural, tanto en su vertiente económica, como social y medioambiental». Considera que el traslado de las vacas de una comunidad autónoma a otra supone un gran beneficio para el medio natural que atraviesan.
Desde la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) quieren hacer patente la importancia de la trashumancia para las comunidades en las que se desarrolla, además del significado que tiene su promoción para las 400 familias que viven de ese tipo de ganadería, que cada año se traslada desde tierras castellanas y leonesas hasta la comunidad vecina de Extremadura.
Julio López, secretario regional de UPA, recuerda la situación complicada que está viviendo estos últimos meses la ganadería y considera que desarrollar líneas de actuación entorno a la trashumancia sería trascendental para su promoción y mantenimiento.