Una Serra con candados.
El Rafal de Planícia y la embotelladora de Es Teix son algunos de los principales obstáculos que encuentran los excursionistas que acuden a una Tramuntana cargada de restricciones
G. RODAS. PALMA. El Castell del Rei, la Vuelta al Puig Roig, el Puig des Teix desde el Coll de Sóller o la Font del Garbell son solo algunas de las excursiones que desde hace un tiempo resulta imposible realizar debido a que los caminos por los que transitan se encuentran actualmente cerrados por sus propietarios. Otros, como el Camí des Cingles o el des Pescadors, están libres de candados, pero presentan problemas de paso a pesar de tratarse de caminos públicos; y en algunos casos, como en Massanella, los dueños de la finca han puesto un guarda para que cobre un peaje por atravesar sus terrenos.
Si el enfrentamiento entre excursionistas y propietarios hace que cada vez sea más difícil practicar el senderismo por la Serra, el Pla d´Ordenació dels Recursos Naturals de la Tramuntana (PORN) añade más leña al fuego. Con la ley en la mano, excursiones alpinas como la Coma Fosca (Puig Major) están restringidas a los caminantes y conllevan expedientes sancionadores; y otras típicas como el Camí de l´Arxiduc, el Puig des Teix, el Puig de l´Ofre, el Puig Tomir o la Comuna de Bunyola requieren autorización de la conselleria de Medi Ambient.
El último capítulo en la lucha por la apertura de los caminos públicos tuvo lugar el pasado fin de semana, cuando un grupo formado por unas treinta personas pertenecientes a nueve asociaciones cívicas de distintas zonas de la isla retiraron la barrera metálica de la finca L´Empaltada, en la carretera vieja de Lluc a Pollença, y la trasladaron, como un acto simbólico de protesta, a la sede de los departamentos de Obras Públicas, Territorio y Medio Ambiente del Consell de Mallorca con el fin de denunciar "la pasividad" de la Administración en la defensa del interés general ante los numerosos casos de vías públicas cerradas por propietarios de fincas.
Desde hace siglos, Mallorca dispone de una tupida red de caminos que comunican pueblos, cruzan bosques, enlazan con torres costeras de defensa o siguen los pasos de los antiguos contrabandistas. Muchísimos de ellos se sitúan en la Serra de Tramuntana, el 92 por ciento de la cual es de propiedad privada. La libre circulación solo puede garantizarse por fincas y caminos públicos, pero la masificación que padecen los itinerarios de montaña -la Serra recibe cada fin de semana la visita de más de treinta mil personas-, unido al deterioro que se deriva de encender fuego, dejar barreras abiertas, verter basura o hacer ruido, ha provocado que muchos propietarios vean con recelo al senderista.
La lista de los caminos públicos cerrados o sujetos a restricciones a día de hoy es extensa. La subida a Els Cornadors por s´Arrom, la ascensión a Es Teix por el Coll de Sóller o el Camí vell d´Estellencs a Banyalbufar son rutas cerradas al paso que figuran en la mayoría de guías de excursionismo editadas en los últimos veinte años. Por ejemplo, hasta un total de ocho de los 42 itinerarios propuestos por Gaspar Valero en Camins i Paisatges presentan algún tipo de problemática en su trazado actual: la Font del Garbell, la Volta al Puig Roig, el Puig de la Rateta, la Canaleta de Mancor o las Casas de Neu de Comafreda han visto alterada su libre accesibilidad respecto al momento en que se recogieron los datos.
Si bien es cierto que tanto el Consell como el Govern están intentando recuperar un patrimonio tiempo atrás menos sujeto a disputas de paso -la adquisición de la finca de Planícia y los 283 kilómetros del GR221 son dos claros ejemplos-, el PORN ha provocado las quejas de algunos sectores del excursionismo. Dicho decreto, dictado en marzo de 2007, divide todo el territorio de la Tramuntana en cuatro zonas, siendo dos, las de exclusión y las de uso limitado las problemáticas desde el punto de vista del excursionismo.
La de exclusión acota parajes protegidos por nidificación o flora endémica e imposibilita ascender hasta el Morro d´en Pelut o la Coma Fosca, salvo que se aleguen motivos científicos. Adentrarse en las zonas de uso limitado requieren la solicitud de un permiso con una semana de antelación, teniendo que especificar la ruta que se seguirá y el día en que se cubrirá.
Poquísimos grupos excursionistas piden este permiso (sí lo hacen Els Xots y la Federación Balear de Montañismo y Escalada) y qué decir de los senderistas de fin de semana. La lista de excursiones afectadas por esta norma y que por lo tanto necesitan de una autorización para realizarse incluyen al Galatzó, la Mola de Planícia, la Fita del Ram, la Comuna de Valldemossa, el Camí de l´Arxiduc, el Teix, la Comuna de Bunyola, el Castell d´Alaró, l´Ofre, Na Franquesa, Sa Rateta, el Morro de Cúber, el Puig de Tossals Verds, el Morro d´Almallutx, el Penyal des Migdia, el Puig de ses Vinyes, la Serra des Teixos, el Massanella, el Galileu desde Son Massip, el Puig Roig y el Tomir. Agentes de Medi Ambient velan por la seguridad de estas zonas y actúan contra todos aquellos que caminan fuera de las rutas señalizadas.