Viaje del Alemán Jerónimo Münzer sobre 1495 >
El viaje lo realiza a caballo, en compañía de tres amigos. Las jornadas normales son de 6 y 7 leguas, como puede observarse, aunque no faltan las de 9 y 10 y aún algunas, excepciones, de más del doble: Niebla – Serpa, 16 leguas; Evora – Lisboa, y Zaragoza – Tudela, 17 leguas.
Vamos a reproducir o resumir sus observaciones más interesantes sobre caminos y ventas.
El camino de Vélez-Málaga es sumamente peligroso por los frecuentes desembarcos de los piratas berberiscos a la captura de personas y al saqueo de bienes.
En el camino de Málaga a Osuna hay muchas ventas.
En Granada fue a parar a «una buena posada.»
Los hospedajes y ventas de Galicia son malos y escasos. De Redondela escribe: «Si no llega a ser por cierto alemán de Francfort, avecinado allí, que nos recibió en su casa, lo hubiéramos pasado muy mal, porque en el pueblo no hay posadas y la noche era cruda en sumo grado». Y al salir de Santiago añade: «Nos encaminamos a Ferreros, pequeña aldea a 5 leguas de aquella ciudad, en donde tuvimos fementido hospedaje.»
Al llegar a Benavente escribe: «La distancia de Santiago a esta ciudad es de 56 leguas muy largas y el camino fragoso y pésimo.»
Reproducimos, también, algunos de sus comentarios sobre las ciudades, sus moradores y sus costumbres:
En Barcelona le llama la atención la existencia de alcantarillas «semejantes a las de Nápoles y Pavía, ciudad Longobarda, y a las de Valencia, principal población de España.»
Noticias también curiosas de Valencia son las de estos párrafos: «Visten los hombres ropa larga y las mujeres con singular, pero excesiva bizarría, pues van escotadas de tal modo que se les pueden ver los pezones; además todas se pintan la cara y usan aceites y perfumes, cosa en verdad censurable.» «Los habitan- tes de la ciudad, así hombres como mujeres, acostumbran pasear de noche por las calles, en las que hay tal gentío que se diría estar en una feria, pero con mucho orden, porque allí nadie se mete con el prójimo. No hubiera creído que existía tal espectáculo a no haberle visto, en compañía de mis paisanos los honorables mercaderes de Rafensburgo. Las tiendas de comestibles no se cierran hasta la medianoche y, así, a cualquier hora puede comprarse en ellas lo que se desea.»
De Almería cuenta haber visto este suplicio: «Fuera ya de las murallas, vimos una alta columna de cal y canto, en la que pendían por los pies seis italianos convictos de sodomía. A los que delinquen por esta causa los cuelgan primero por el cuello, como en Alemania, y luego por los pies; pero antes de ahorcarlos les cortan los genitales y se los atan al pescuezo, porque en España, odiándose grandemente tal pecado, se castiga con mucha dureza por ser delito bestial y contranatural.
Le gusta mucho Granada y todo lo granadino le llama la atención; Granada estaba recién conquistada por los Reyes Católicos y ofrecía al visitante mezquitas y población mora; dice de Granada que «es la mayor ciudad de esta tierra».
Del puerto de Málaga comenta: «Hay en ella dos hermosos puertos casi semicirculares con tres fuertes torres, y en el de la parte de occidente una gran construcción de siete arcos para fondeadero de navíos y galeras».
De Sevilla nos cuenta, entre otras cosas, que la catedral está aun en construcción: «Juzgo que dentro de seis años estará completamente concluida aquella fábrica, toda de excelente piedra de sillería procedente de las montañas de la costa de Granada y traídas a Sevilla por el río. »
Destaca también la inseguridad urbana en esta ciudad, pocos años antes: «Era tanto el número de malhechores en Sevilla antes que el rey fuera rey, que las gentes no se atrevían a andar de noche por las calles; muchos había que durante esas horas introduciánse enmascarados en las casas, llevándose el dinero, las alhajas, todo en fin lo que topaban a su alcance, y nadie podía estar seguro, ni dentro de la ciudad, ni fuera de sus muros, ni en toda aquella comarca, por lo cual merece alabanzas el ínclito monarca que con dura mano castigó y desarraigó tales desafueros.»
Y da noticia del puente de barcas sobre el Guadalquivir: «Extramuros de la ciudad y más allá de un puente de barcas, tendido sobre el Betis hay un barrio muy grande llamado Triana».
En Galicia, no es muy elogioso con los santiagueses: «Pero la gente es … tan sumamente perezosa que tiene casi por completo abandonado el cultivo de la tierra, siendo numerosísimas las personas que no viven más que de explotar a los peregrinos.»
En Salamanca subraya la importancia de su Universidad: «No hay en toda España más preclaros estudios generales que los de Salamanca. Dijéronme que entonces concurrían a las varias facultades que allí se cursan unos 5.000 estudiantes».