Cerca de 500 personas recorren los senderos de Villarino de los Aires en una jornada primaveral.
Con un recorrido aproximado de 12 kilómetros, cerca de 500 personas disfrutaron de la belleza paisajística que ofrece el término municipal de Villarino de los Aires, en una jornada espléndida de día primaveral y, de paso, Ambasaguas se convirtió en el mejor comedor posible para los sudorosos caminantes que bajaban las cuestas del río
Un año más, el Ayuntamiento de Villarino de los Aires celebró un día inolvidable en la IV Ruta de Senderismo Provincial ‘Puerta de las Arribes’. El sendero, diseñado para disfrutar de una parte importante del valle del Tormes y finalizar en el paraje de Ambasaguas, lugar donde el Tormes muere en el Duero y donde se encuentra uno de los microclimas más importantes de Las Arribes, con una flora propia del lugar y una gran cantidad de aves menores que dan una música especial fundida con el susurro del agua de las pesqueras. Si la naturaleza ha dado paisajes tan singulares como los valles y cortados del Duero y del Tormes, los hombres y mujeres de este municipio han tenido que sobrevivir en un ambiente hostil para sacar los mejores frutos, para ello tuvieron que levantar infinidad de paredones, arrancárselos con mucho esfuerzo al arribe, morder las laderas y poder cultivar olivos, frutales, vid o pequeños huertos… muestra de ese esfuerzo se presenta hoy el perfil de Las Arribes por donde transcurrió la Ruta de Senderismo, siempre con el Teso de San Cristóbal de fondo y los ríos en la sima del lecho que fluye yerto en el caso del Tormes pero, eso, como dicen por estos pagos, es ‘harina de otro costal’, me refiero al vergonzoso ‘caudal ecológico’ que lleva el Tormes desde Almendra hasta Ambasaguas. En el recorrido, los senderistas se fueron encontrando, además de estos paredones, otro tipo de construcciones tradicionales como casitas, corrales, majadas, puentes, molinos… varios molinos en Ambasaguas, como el de Santiago Menchorico o el del ‘Bao’ de Ricardico, del que Cañamero, junto a Dani, Sergio y otro amigo, preguntaba por su historia. La Ruta comenzó en la Plaza Mayor de la localidad, y discurrió por parajes de gran belleza natural y paisajística conocidos como ‘La Pocita’, ‘Corzo Abajo’, ‘Camino Guasalvas’, ‘Peña el Cuco’, ‘Corrales de Guasalvas’, ‘Corchos de Papita’, ‘Regato Fuente los Frailes’, ‘Peñas del Rollo la Oliva’, ‘Las Coronas’, ‘Caldera’, ‘Arnales’, ‘Baldosa’, ‘Cabriles’ y ‘Ambas Aguas’ y, siempre, con el promontorio asomando su cresta del Pendón. En El Campillino, allá sobre las 11.30 horas, los senderistas fueron abastecidos de agua y naranjas para comenzar un descenso espectacular a ‘Arnales’ y ‘Baldosa’ para llegar, alrededor de las 2.15 de la tarde, al paraje autóctono de Ambasaguas, donde esperaba una opípara comida a base de productos asados del cerdo, como costilla, panceta, chorizo… buen queso de Iglesias de Pereña, vino de la tierra, aceitunas y naranja, manjares de los que dieron buena cuenta los caminantes. Y de fondo… Juanito Amable que escuchaba ‘La Coronela’ de Mayalde. Una vez más, La Ribera se convirtió en un cartel promocional de Las Arribes del Duero. Este tipo de actividades, saludables con el entorno y con la salud, son el mejor reclamo para la promoción de esta tierra del Duero tan necesitada. Las marchas o senderismos son un buen aliciente, como lo será el próximo domingo en Pereña de la Ribera. |
