De la época de los tartesios existen cuentos y leyendas que hacen referencia a las ovejas. En el año 625 a.C. vinieron las tribus celtas con su ganadería a la Península Ibérica y se mezclaron con la población
Los vacceos apacentaban su ganado en los montes de Numancia durante el verano gracias a las positivas relaciones vecinales que tenían con los arévacos. Es una situación similar a lo ocurrido en Italia donde la estrecha amistad entre los samnitas de las montañas y los pulleses de la llanura no se fundaba sólo en su parentesco, sino también en el intercambio estacional de pastos de cara al aprovechamiento de sus rebaños. Durante la dominación romana (después de 197 a.C.), se continuó en Hispania con la actividad pastoril.
Los celtiberos tenían una ganadería trashumante tradicional complementada con un régimen agrícola de colectivismo agrario. Esta forma de vida tenía tal arraigo en aquellos pueblos que la razón del enfrentamiento indígena a Roma sería, precisamente, la oposición de los peninsulares al sistema agrícola romano, sedentario y basado en la propiedad privada, que iba en contra de su funcionamiento ganadero. Por medio de la guerra y destrucción de los pueblos y su cultura, intentaron cambiar las costumbres tradicionales a los españoles, por otra manera distinta de aquella a que estaban acostumbrados. Los ataques que sufrían eran producto de los impedimentos que los romanos imponían a los indígenas para seguir viviendo con sus ganados trashumantes.
Con la invasión de los visigodos (468 d.C.) comenzó la trashumancia entre zonas lejanas. Para proteger esta actividad promulgaron el primer código de la península ibérica,bajo la forma de Fuero Juzgo Visigodo.
La invasión de los árabes, que habitaron en la península desde el 711 hasta 1492 d.C., por primera vez daban más importancia a la ganadería caprina, los agricultores tenían cabras para suplementar la alimentación familiar, el queso casero tuvo su origen en aquel tiempo.
Ahmad ibn Umar al-Udri (1003-1085) describió la trashumancia que hicieron los moros en la Alpujarra entre la costa mediterránea y la Sierra de la Contraviesa en el sur de Sierra Nevada. En ese tiempo también los cristianos practicaban la trashumancia ovina. En cuanto al aspecto político, la trashumancia con su necesidad de tierra era uno de los promotores de la Reconquista. Pero a partir del segundo milenio empezó su verdadera importancia porque tenía un papel relevante en la «reconquista» del «Al Andaluz», en la España Árabe. Pastores cristianos eran espías en el terreno de los moros, y que además proveen de ingresos a los reinos cristianos.
Con la culminación de la Reconquista y la expulsión de las moros en 1492 empezó la época de los Reyes Católicos, iniciándose una nueva sociedad feudal, la de los Señoríos, el señor feudal acumuló la Jurisdicción junto con el nuevo Poder Ejecutivo.
A partir del siglo XII la trashumancia paso a ser regulada por el Fuero Local. El año 1273 se fundó el Honrado Concejo de Mesta, «el sindicato de los ganaderos ovinos».
España ostentó durante largo tiempo el monopolio europeo de la lana o vellón. La raza ovina «manchega» fue la única fuente de lana en el mundo hasta que en el siglo XIX. los ingleses iniciaron la transformación del algodón.
Hasta el siglo XVI la Mesta gozaba de la protección de los Reyes, porque la lana era el producto de exportación más importante de España y prácticamente fue el principal abastecedor de las arcas del país, a través de los ingresos obtenidos por los impuestos a estas exportaciones. Por esta razón la Mesta tenía influencias fundamentales en la construcción de la sociedad española medieval y moderna.
Así se financió la «reconquista» de la tierra de los árabes que estaban en España. Concluida la Reconquista el 1 de enero de 1492 contribuyeron a sufragar los viajes de Cristóbal Colón y la conquista de los territorios americanos.
A finales del siglo XVIII. los ingleses inventaron la máquina a vapor, y con ella empezó el triunfo del algodón, y la industrialización. Se intensificó la agricultura para alimentar a la población, y al mismo tiempo pidió mas campo la agricultura impidiendo el paso de los rebaños trashumantes.
En 1836 la reina María Cristina disolvió la Mesta, integrándose los ganaderos en la Asociación General de Ganaderos del Reino, que fundamentalmente es una asociación de ganaderos locales y permanentes. A partir del siglo XIX la transformación continua de la sociedad española afectó también fuertemente las estructuras de la ganadería ovina. Hoy en día, los rebaños ya no son propiedad de unos pocos ganaderos, sino que pertenecen a grupos grandes de pastores.
La integración de España en la CEE en 1986 significa la última transformación importante para toda la agricultura y ganadería del país