La trashumancia se abre camino.
Unas 1.200 ovejas partieron desde Fortanete (Teruel) para llegar en cuatro días hasta Traiguera.
Los ganados de ovejas trashumantes, conducidos por sus pastores, siguen recorriendo los caminos ganaderos del interior de Castelló. Transitan por vías pecuarias con siglos de historia. 1200 ovejas salieron desde Fortanete, en la provincia de Teruel. A Vilafranca llegaron 1201 ya que un cabritillo nació en Iglesuela. Conducido por Llorenç, un pastor de Sant Carles de la Ràpita, el ganado tardará cuatro días en realizar el recorrido, que este año será más corto, ya que tendrá como punto final Traiguera.
En su paso por Vilafranca durmieron a cubierto, pero hay jornadas en las que el rebaño se para cuando llega la oscuridad. En esas noches la única posada «es la de las estrellas ». Las ovejas, los perros y los pastores entraron en Vilafranca por el puente de la Pobla del Bellestar. Durante varios minutos llenaron todo el puente. Apelotonadas, caminaron entre los muros de piedra. Las cabras que van en el rebaño se subieron a la barandilla del puente sin temor a caer al cauce seco de la Rambla de las Truchas.
Desde la Sierra de Gúdar En otoño los rebaños trashumantes son conducidos desde la Sierra de Gúdar, en la provincia de Teruel, hasta el Baix Maestrat y el Montsià. Acostumbran a realizar el camino, de unos cien kilómetros, en cinco o seis días. No obstante, en esta ocasión la etapa se reparte en cuatro jornadas. En la jornada en la que llegaron a Vilafranca los pastores y el rebaño durmieron en el refugio que se ha construido en la vía pecuaria del Llosar. La ruta del Llosar es uno de los caminos trashumantes que todavía se mantienen vivos.
Este año la climatología ha acompañado el descenso. Las temperaturas no han sido excesivamente bajas y las jornadas han sido soleadas. Las ovejas han pasado el verano en alturas de casi 2.000 metros, aprovechando los pastos de montaña. Con la trashumancia se mantiene la vigencia de las vías pecuarias que, en muchos casos, han sido ocupadas por carreteras o campos de cultivo. Sin ir más lejos, en su tránsito por el término de Vilafranca, las ovejas y los pastores pasaron por la carretera CV-15, lo que obligó a los automovilistas a hacer cola detrás del ganado.
En esta ocasión nadie protestó, aunque cuando las ovejas caminan por la N-232, en Traiguera, es habitual que los conductores se quejen del pasado del ganado ovino. Habría que recordarles que la ley de Vías Pecuarias, de 1995, establece que los animales tienen preferencia de paso sobre los vehículos… Fue antes la lana que las cuatro ruedas y el motor. Las vías pecuarias en los pueblos del interior conservan su anchura, de 40, 50 y hasta 100 metros. En el Baix Maestrat los caminos protegidos se han estrechado por la invasión ilegal de los terrenos de cultivo.
En días pasados la ruta del Llosar también fue testigo del descenso, hasta Ares y Morella de las vacas y toros bravos que han pasado el verano en Valdelinares. Evitar accidentes Para evitar los accidentes los pastores van provistos de banderas rojas: uno encabeza el ganado y otro lo cierra. Y los perros son una ayuda imprescindible en la tarea de conducción, sobre todo para evitar que las ovejas penetren en campos de cultivo adyacentes. Y cuando llegue la primavera, allá por el mes de mayo, los ganados volverán a emprender la ruta de regreso y la subida a la montaña.