Esos caminos no sólo hay que reconstruirlos y reabrirlos. Habría que prescribirlos, recomendarlos, recetarlos, promocionarlos…
Antonio Carmona
Esto es una especie de bosquejo de un camino y su bosque. Un camino que prácticamente está perdido, al menos su parte pública, es decir, la nuestra. La parte privada está bien trazada… y con cadena. Hemos tenido que vernos ante la amenaza de una “tormenta” como la actual para darnos cuenta de la importancia de lo público. No es cuestión de sectarismos ni de ideologías. Todos (y cuando digo todos, digo todos) nos acordamos de “Santa Bárbara” cuando nos duele.Hay, igualmente, otros aspectos de lo público que están aún más descuidados que la sanidad. No querríamos caer en la recurrencia de establecer un paralelismo fácil, pero os aseguro que esos caminos son unos antidepresivos excepcionales, altamente recomendables para la circulación de los habitantes y sus actividades, para una saturación alveolar rica en oxígeno y extractos de plantas aromáticas, para el desarrollo físico y mental de nuestros niños.
Esos caminos no sólo hay que reconstruirlos y reabrirlos. Habría que prescribirlos, recomendarlos, recetarlos, promocionarlos… Creo que son responsabilidad del término municipal al que pertenecen (en este caso Cabezarrubias y Brazatortas) o de quien sea ¿qué importa eso ahora? En realidad es responsabilidad de todos nosotros. SON NUESTROS.